domingo, 11 de septiembre de 2011

La ilusión es Maya y saberlo es moverse en Lilah


25.7 ML: ¿En qué se diferencian los conceptos a los que apuntan la palabra Maya y la palabra Lilah?

R.Malak: Hay varios modos de entender la ilusión. En primer lugar, suponer que somos productos de un creador y permanecemos independientes del resto de la creación. Eso es Maya. La emanación creativa de lo Divino, la manifestación de Dios alusiva a una obra teatral, es Lilah, y el mundo es considerado su escenario. Otra versión es considerar al mundo y a mi mismo como productos, y se plantea que volveremos a la fuente desde donde procedemos. Mientras nos creemos diferentes de la fuente, manteniendo una especie de independencia de ese creador, es Maya, y saber que a pesar de estas apariencias ya estamos en la fuente de donde nunca salimos, es Lilah. Otra posición más cercana es la que plantea que como individuos somos una ilusión que se proyecta en la conciencia esencial, y que se mantiene la ilusión de ser los hacedores de las cosas. Nuevamente la ilusión es Maya y saberlo es moverse en Lilah.
Se toman estos conceptos como la realidad, como si con ellos se pudiera expresar y apresar la Verdad, de ese modo se confunde el mapa con el territorio. Al identificarnos en la ilusión (Maya), el mundo es llamado mundo, y visto tal cual se presenta a nuestro propio ego, un mundo egoísta y sórdido. En cambio, cuando hemos entendido el juego, se vuelve grandioso y es llamado “el juego de Dios” (Lilah). Cuando confundimos las miles de formas de lo Divino con la realidad, cuando está presente el sentimiento de ser el hacedor de cualquier comprensión o esfuerzo, sin percibir la unidad del Ser que da base a todas estas formas, estamos bajo el encanto de la ilusión, también llamada por algunos como la “hipnosis Divina”.

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