Hay diversas formas de entender el silencio, generalmente concebido como ausencia de ruido o ausencia de habla. El silencio que nos ocupa es el estado que se encuentra más allá del verbalizar y del pensar, donde no aparece ni siquiera el pensamiento yo. Ese estado es conocido como el sí mismo... El silencio cobra sentido cuando se aprecia, libre de todo juicio y dualidad, libre del yo y pleno de si mismo. Silencio es liberación del ego, desapego del pensamiento y las circunstancias, vibrante de si mismo. R.Malak
14.14 ML: ¿Se pueden detectar los momentos en que uno no tiene
pensamientos?, ¿es eso posible?
R.Malak: Esos momentos se reconocen como
el silencio, el mismo silencio sagrado se encuentra en la naturaleza tanto en
extensos valles o planicies como en profundas simas o cavidades. Reconocerse en
el silencio no admite diferenciaciones. Se puede comenzar reconociendo el
espacio entre dos pensamientos sin tiempo, en que notamos que hay breves
periodos en los que uno es consciente sin pensamiento, esos instantes suceden
naturalmente, en forma espontánea.
Puedes estar de pronto tan de lleno en
cualquier actividad, estando en pura presenciación, en pleno presente activo,
que el ruido del diálogo mental desaparece y es reemplazado por la observación
sin juicio. Es posible que ocurra al estar mirando al cielo o escuchando a
alguien sin que aparezcan comentarios internos.
Generalmente esta observación pasa
inadvertida, ignorando la importancia que tiene, ya que la mayoría está sumida
en los procesos racionales y en las cosas en las que nos resulta más importante
pensar. Pensar se asoma como la manera
de enfrentar el mundo, a lo cotidiano, a las cosas; pensar es una postura de
fragmentación. Se recogen notas de nuestra experiencia actual y de nuestras
experiencias pasadas, ideas, imágenes y sentimientos, quedando atrapados en la
conciencia centralizada, en la malla de pensamientos. Se comprende esto cuando
se descubre cómo comienza el funcionamiento del ego, su mecanicidad y las
estrategias que usamos para mantenerlo en funcionamiento, cuando quedan en
evidencia la angustia, las incoherencias, todas las ideas destructivas
provocadas por los deseos egoístas que provocan miedo y sufrimiento.
Al quedar en evidencia en el silencio, las
percepciones se vuelven trasparentes, el si mismo se muestra, ya que no está
estorbando el ego que cubría como un velo todo tipo de vivencias. Sin embargo
este puede aparecer para adueñarse del proceso, por eso se requiere en esos
instantes permanecer inmóvil con la certeza de que todo conocimiento que
aparezca es impermanente y transitorio. Como producto de esta proposición, el
sistema nervioso responde con relajo y calma, las tensiones desaparecen, tanto
internas como externas, hay mayor tonicidad en los músculos y órganos y una
sensación de que todo en la vida está bien y en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario